El karateka – salamandra debe ser anfibio como este animal,
y aprender no solo la parte práctica del karate, sino también
la parte moral de este: los valores y enseñanzas que los maestros
se esforzaron por transmitir y que han llegado hasta nosotros.
También se dice de la salamandra que es capaz de soportar el fuego.
El karateka – salamandra ha de saber del mismo modo soportar
el “fuego” que le rodea como pueden ser los obstáculos que
encuentre en su camino y que dificultarán su avance.
Al igual que la salamandra regenera la cola tras haberse visto obligada a perderla para salvar la vida, ha de
aprender a reponerse tras una pérdida importante como sería por ejemplo la derrota ,ya sea ante un oponente
o frente a si mismo, de lo contrario podría quedar tullido psicológicamente.
Finalmente el color amarillo chillón de la salamandra pone sobre aviso
a los depredadores.
Es un color propio de las especies que son toxicas para otros animales,
que poseen aguijones…
De la misma forma el karateka – salamandra debe utilizar un talante
pacífico y conciliador para así evitar dañar a nadie, por poco que sea.
De este modo estará llevando a cabo los objetivos del karate:
el respeto, la disciplina del carácter y la defensa de la propia integridad sin que eso suponga recurrir a la violencia.